Si la suerte o el destino son caprichosos a su manera, a la neoyorquina de adopción Mimi Fery la vida le tenía preparada una gran sorpresa dentro de una botella, tres años después del fallecimiento de su única hija, Sidoine.
Una botella de plástico con un mensaje dentro, un empleado de limpieza que no hastía su trabajo y la 'tormenta perfecta'; son los aburridos actores que el azar ha ordenado en un perfecto caos para que una madre pueda hablar con su hija tres años después de haberla perdido en un fatídico accidente esquiando en Suíza en 2010.
Brian Waldron ha sido empleado durante 23 años del departamento de limpieza de parques de un pequeño pueblo cercano a Nueva York, Patchougue -nombre que hereda de la bahía situada a unas pocas manzanas- . La rutina de su trabajo no le pesó para no pasar por alto una botella de plástico que llevaba 12 años esperando ser encontrada. La más valiosa de las millones que habrá retirado de la bahía de Parchoungue en 23 años de trabajo.
'Sé excelente para tí mismo'
A primera vista, la botella era una pequeñísima parte de todos los escombros y desperdicios que dejó el huracán Sandy en Nueva York, pero Brian Waldon después de examinarla, supo que no era una más. En su interior había un papel con un mensaje manuscrito y un número de teléfono -de Nueva York-, que había sido lanzado al mar, diez años atrás, por Sideoine Fery, la hija de Mimi, quien, después de que un empleado de limpieza llamase a su casa, se sintió la madre más afortunada del mundo.
"Me sentía como si su hija estuviera mirando hacia abajo desde el cielo y quisiera que yo hiciese algo", contó Waldron a los periodistas, y agregó que también recogió una segunda botella llena de arena del mismo lugar donde encontró la botella con el mensaje. El empleado de limpieza entregó las dos botellas a la madre de Sidoine.
El mensaje "Sé excelente para tí mismo, amigo" tiene un fuerte significado para madre e hija, según ha reconocido Mimi Fery a Commercial Appeal. "Empecé a llorar en cuanto escuché el mensaje", mientras agradecía a los empleados del parque su buena voluntad. "Han sido muy amables, esto significa muchísimo para mí, es como si se quisiera poner en contacto conmigo, era una hija muy especial".
Sidoine, cuenta su madre, era una chica muy inteligente, despierta, intuitiva y con unos grandes dotes artísticos, "rebosaba imaginación, no paraba de escribir poesía". Nacida el 11 de septiembre de 1991, sus compañeros de colegio la molestaban y hacían crueles chistes con sus raíces persas. "Ella era muy fuerte, aquello no le afectaba porque tenía que lidiar con un millón de cosas más".
Cuando tenía 10 años, lanzó una botella a las aguas de Long Island con la esperanza de que quizás alguien la encontraría algún día, y si ella no estaba, que recordara a su madre el mensaje que tanto significaba para ellas. "Sé excelente para tí mismo, amigo", una frase rescatada de la película que más les gustaba ver juntas Las fantásticas aventuras de Bill y Ted. Quizás lo hizo por esa razón, o puede que para inmortalizar esa esperanza enlatada e inmortal que se siente al introducir un mensaje en una botella y lanzarlo al océano.
Este fin de semana, Fery volverá a Patchougue, a 60 kilómetros al este de Manhattan, donde quiere agradecer en persona a los trabajadores de limpieza que encontraron el mensaje de su hija, y asistir a una ceremonia en la que colocarán una pequeña placa que inmortalizará para siempre el recuerdo de Sidonie.
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