Afortunadamente para nuestra especie, este crustáceo isópodo no gusta del paladar de los humanos y, en cambio, se restringe prácticamente a una única raza de pez, denominada pargo rojo.
Se trata del Cymothoa Exigua, un raro parásito que se aloja en la lengua del pez anfitrión hasta reemplazarla en su función orgánica. Todo comienza con una intromisión a través de las branquias, por donde penetra hasta alcanzar la zona lingual. Entonces se adhiere a la lengua utilizando sus tres pares de patas delanteras e inmediatamente comienza a succionar la sangre provista por la arteria principal de ese órgano.
A medida que el huésped va creciendo, la lengua del pez comienza a atrofiarse por falta de irrigación sanguínea, hasta desintegrarse. Entonces, el crustáceo se aferra al apéndice muscular subyacente y reemplaza la función de la lengua con su propio cuerpo. Tanto es así, que el mismo pez comienza a utilizar al parásito como si fuera su propia lengua, sin sufrir mayores consecuencias en su nutrición, ya que la Cymothoa exigua se alimenta de las mucosas y no de la comida ingerida.FC: LaNacion
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