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martes, 20 de agosto de 2013

Videos-Licenciado Pablo Pineda, escritor, actor, conferencista con Síndrome de Down



"Nadie puede saber de antemano cuánto puede aprender una persona"


A comienzos del año 2013, se presentó en Málaga, Andalucía, España, el libro “El reto de aprender” del conferencista, actor, ganador del premio “Concha de plata” al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España, por la película “Yo también” y Doctor Honoris Causa en la lucha por la igualdad.




Posee, un título universitario: es Licenciado en Magisterio en el año 2012 y, además, se encuentra cursando las últimas materias para obtener la licenciatura en Psicopedagogía.

¿Quién es Pablo Pineda?

Es un malagueño de 37 años, consiguió en cuatro años su título de diplomado, comenzando luego a desarrollar diversas actividades en el campo de la educación especial y el bienestar social, actualmente trabaja en el Ayuntamiento de Málaga, área de Bienestar Social, sección Discapacidad, su función allí es la de sensibilizador, en España llaman de este modo a quien realiza la tarea de atender consultas, orientar, proponer caminos a seguir a discapacitados o sus familiares.

Desde antes de cumplir 14 años, Pablo Pineda dicta conferencias y ya está acostumbrado a encontrarse frente a las cámaras de televisión invitado a entrevistas y reportajes, el premio del Festival de Cine le abrió la posibilidad de extender su llegada a toda la audiencia española.


Recientemente aceptó participar de un proyecto de la Unión Europea para fomentar el empleo de personas discapacitadas; su labor consistirá en ir a las empresas para realizar una tarea sensibilizadora con el propósito de crear una red de empresas solidarias, donde puedan estar integradas las personas con discapacidad.




Todo lo expuesto precedentemente, por sí sólo, llamaría la atención dada la edad de Pablo y las múltiples actividades intelectuales a las que se encuentra abocado, pero el punto que ha acaparado mi interés se centró en la entrevista que Pineda otorgó al diario El País de Madrid.

Este incansable luchador por la inclusión de los discapacitados en las diferentes áreas de la sociedad nació con Síndrome de Down.

Y siempre está pronto a aclarar que él es un Down puro, pues hay tres formas en que la trisomía del par 21 se presenta: la libre o pura, traslocación y mosaicismo. Los niños con un cariotipo de tipo mosaico tienen mayores potencialidades, lo cual no significa que los restantes no la tengan, y otro punto a tener en cuenta es que no hay grados en el síndrome Down, existen sí, condiciones de tipo genético, médicas, familiares, sociales, culturales y geográficas que de un modo u otro incidirán en la calidad de vida de esa persona.

Pablo comenta en la entrevista que "No siempre ha sido fácil porque no todos apostaban por mí. Denunciar los prejuicios y demostrar día a día que soy capaz han sido mi principal reto diario" (1)

Ese reto diario lo viene realizando desde la niñez, según relata. 
Sus padres no habían hecho ninguna diferencia entre él y sus hermanos, es el menor de tres, porque confiaban en sus potencialidades, esa actitud le resultó muy dura de sobrellevar en su momento, pero visto a la distancia, les está profundamente agradecido.

Acá es necesario puntualizar la actitud de los padres hacia Pablo, que han criado a este hijo dándole la oportunidad de desplegar sus condiciones y en igualdad con sus hermanos mayores.


Manoni en “El niño retardado y su madre” señala que, cuando el médico plantea, a los padres, el diagnóstico definitivo del padecimiento orgánico del hijo, comienza un deambular por diferentes consultorios en busca de alguna solución mágica, es que el narcisismo de los padres se ha puesto en juego ante ese abismo que separa el hijo esperado, niño “ideal”, del hijo real.

Video-Noviembre del 2009




Por lo general el padre se hace a un lado, resignado, vencido, en tanto la madre produce una ligazón tan fuerte con ese hijo que conforman una misma persona.

Tal actitud maternal, irá forjando una persona dependiente, eternamente aniñada, es este uno de los principales motivos por lo que las heterogéneas formas de reeducación en niños con Síndrome de Down se ven desbaratadas, ya que en su fuero íntimo, en una gran proporción, las madres no están preparadas para ver a su hijo autónomo y responsable.

Precisamente este no fue el camino que han seguido los padres de Pablo, de los que inferimos por su modo de abordaje, que han recurrido a asistencia psicológica; ellos, luego de elaborar el duelo por el hijo ideal, soñado, esperado, se han abocado a la escolarización, deben de haber seguido atentamente, pero guardando prudente distancia, los avances pedagógicos que el menor de sus hijos lograba, esto les ha permitido un descentramiento atencional de la patología y una focalización en lo escolar, a pesar de lo difícil que ha sido para Pablo esta actitud, es gracias a ello, que la confianza en sus propias aptitudes le ha conferido la fuerza suficiente para poder sortear los obstáculos que permanentemente se le han ido presentando.


Recuerda que sus padres en las consultas al médico, “…más que consultar a los médicos, eran ellos los que decían a los médicos qué había que hacer. Ellos decían: este niño no podrá aprender más que las cosas más sencillas, y mis padres no les hacían caso: tu ocúpate de las amígdalas, que yo me ocupo de su educación. Nunca creyeron que no podría aprender , nunca creyeron a mi médico, y eso que era muy bueno y me quería mucho, pero su mentalidad era de aquella época. Mis padres siempre pensaron que yo debía ser autónomo y me educaron para ello”.(2)

Julio del 2011




Silvia Bleichmar explica que, "Ser pensado por el otro es condición de la vida en su persistencia. Ser amado y ser pensado implica una no apoderación del cuerpo del otro: el cuerpo propio sólo llega a ser propio en razón de que alguien, generosamente, ha cedido una propiedad sobre una parte de sí mismo que deviene ajena" (3)

A Pablo Pineda, sus padres, le permitieron constituirse subjetivamente, como ser sexuado, responsable de sus actos.

En su etapa de educación primaria, realizada en una escuela pública común, hizo frente a los prejuicios de los profesores de mayor antigüedad del establecimiento, que no apostaban a su inserción y aprendizaje; rescata, en su relato, la actitud del profesorado joven que sí confiaba en sus potencialidades y capacidad.

Anny Cordié aclara que ninguna causa, por sí sola, es condición suficiente para el fracaso escolar, debe haber una conjunción de ellas, tales como deficiencia intelectual aunada a conflictos familiares, situación socioeconómica y un sistema pedagógico no insertivo, indudablemente, los prejuicios de ciertos profesores estuvieron sustentadas por las representaciones sociales sostenidas en la estigmatización del diferente.

Sabido es que, toda sociedad crea significaciones específicas que van a estructurar las representaciones que tienen de sí mismo, de los otros semejantes y del mundo.

Al decir de Pablo, “…resulta que las diferencias no se explican genéticamente, se explican culturalmente….”(4)


La parte más problemática de su paso por la escolarización, se le presenta durante el transcurso de su estadía por el instituto de Enseñanza Media, donde se veía marginado por sus compañeros, según palabras de Pablo “…no todo ha sido un camino de rosas, tengo que reconocer que tuve problemas de integración por tener Síndrome de Down” (5)

Diciembre del 2012




Sus compañeros lo miraban con desdén; en la mirada de ciertos profesores, según su relato, veía la pregunta “¿Y éste qué hace acá?”, se sentía tan aislado que en varia oportunidades pensó en dejar todo, hasta que tomó una decisión, a los profesores los abrumaba con preguntas relativas a la materia que estaban dictando, demostrando permanentemente interés sobre los temas.

En cuánto a sus compañeros, esperó que pase el año que transcurría, puesto que la estrategia utilizada anteriormente con ellos no dio los resultados obtenidos en su momento, Pablo había tenido la astucia de entrar en los grupos que se conformaban en el colegio y charlar con ellos, pero ya con 16 años esta táctica no dio resultados.

Es que los adolescentes necesitan reunirse en grupos de pares para reforzar su identidad, conformar una fraternidad que instale el sentido de pertenencia, así los vemos en las tribus urbanas por ejemplo, vistiendo iguales, escuchando el mismo tipo de música, utilizando un lenguaje particular, la presencia del diferente obstaculiza el intento de abandonar los modelos parentales que hasta ese momento los acompañaban.


Pablo Pineda encontró una nueva manera de relacionarse con las personas de su edad, la música. 





Había pasado toda su vida escuchando música clásica hasta que un día pensó “Me hace falta la música moderna, los grupos. Es que estaba estudiando a Piaget con canto gregoriano. ¡Imagina estudiar a Piaget con canto gregoriano! Para morirse, vamos; para tomar los apuntes y tirarlos por la ventana. Lo cambié por Los 40 Principales, y como que me animé y hasta me entraba más fácil” (6). 

Cabe aclarar que “Los 40 principales” es una red de varias emisoras radiales creadas en España y distribuidas por Hispanoamérica. 
Se caracteriza por ser una de las listas más populares en Iberoamérica, sus eventos y sus productos. En Argentina se la puede escuchar por la FM 105.5 desde Buenos Aires, con repetidoras en todo el país.(7)

Llegado a este punto del relato se hace necesario formalizar algunas reflexiones.

Pablo Pineda es un exponente de lo que se puede lograr con un niño a pesar de haber nacido rotulado, etiquetado con una patología por la ciencia médica.


Zulma Peralta consigna que “Con respecto a los diagnósticos médicos, el discurso médico hegemónico con sus clasificaciones de las patologías, va a nombrar a estos niños por sus déficit: “es un niño con Síndrome de Down”, “es un niño Paralítico Cerebral”,…” (8), estos diagnósticos funcionan como ““certificados de defunción anticipada”, cuando éstos inhabilitan a un niño quedando congelado en su discapacidad, sin chances para desplegar sus potencialidades…” (9)




No caben dudas que la estimulación temprana ha colaborado eficientemente en su cometido, sabemos que su finalidad es la de generar en el niño su propia personalidad, “su ubicación en la familia y luego en la sociedad. Un hijo es una responsabilidad de vida, es quien nos trasciende, es un ser ávido de recibir, si lo estimulamos con amor, se esforzará por amor, si lo estimulamos con alegría y verdadera entrega será un ser feliz y generoso, alejado del temor a no poder”.(10)

La educación escolar de Pablo Pineda transcurrió en escuelas comunes, nada nos dice en su entrevista sobre la currícula pedagógica de las instituciones por las que transitó, evidentemente, son establecimientos que poseen políticas inclusivas en la que los alumnos que concurren encuentran respuesta educativas a todas y cada una de sus necesidades.

Puesto que integrar supone “sostenerlo dándole todos los apoyos que requiera y orientar a los maestros comunes, a la familia del niño integrado, a los otros niños, a los otros padres” (11), posibilitando que los niños puedan interactuar, generando lazos afectivos entre sí, elementos estos que resultan poderosos instrumentos del aprendizaje en conjunto y del conocimiento de los intereses comunes, todo lo cual viabiliza la inclusión rompiendo la diferencia.

Pablo Pineda al finalizar el reportaje acota que “el discurso respecto a los discapacitados es global, afecta lo mismo a los Down que a los negros, a los árabes; a todos los diferentes. El respeto a los derechos humanos, el de ser todos iguales, es lo que tiene que estar por encima de todo”.

Otro aspecto fundamental en la inserción de un niño con capacidades diferentes es la interdisciplina, donde el trabajo conjunto de padres, psicólogo, médico, educadores es posibilitador de “que “lo sano” pueda ser mostrable”

El aporte del psicólogo acompañando los procesos de inclusión es de capital importancia, para lograr que las potencialidades del sujeto, con capacidades diferentes, puedan plasmarse en realidades concretas.


Ese camino a realizar, debe hacerse mancomunadamente con todos los actores que intervienen acompañando al niño en su proceso de inclusión: padres, docentes, directivos escolares, puesto que la educación tiene por finalidad última, posibilitar que la persona despliegue sus habilidades y aptitudes, en tanto el psicólogo pone en práctica su bagaje de herramientas teóricas, con el fin de ir afianzando la subjetividad del sujeto en el ámbito institucional.

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Ahora bien, dentro de la institución escolar, pueden presentarse malestares, propios de la conflictiva que supone un cambio en la curricula escolar cuando se inserta un niño con discapacidad; este es otro punto a tratar por el psicólogo educacional, es decir, lograr la circulación de la palabra dentro de la compleja trama que supone la alteración de lo instituido para posibilitar un cambio en lo instituyente dentro del establecimiento educativo.

Zulma Peralta nos dice que “la técnica del taller constituye un analizador construido, en tanto la experiencia se torna analítica de la propia práctica, con la lectura interpretativa de las dimensiones institucionales que determinan, regulan y legislan un discurso social que circula a través de singulares sujetos, grupos u organizaciones” (12).

Poniendo en práctica el bagaje teórico que el psicólogo educacional posee, se abre una vía esperanzadora para los cientos de Pablos Pineda potenciales que viven en nuestro país.


Para finalizar, dejo las preguntas que se hizo Pablo a sí mismo, sirviendo de disparadoras para comenzar a escribir su libro: “Cuando un día me dijeron que era síndrome de Down lo primero que pregunté fue: ¿Soy tonto? Y lo segundo: ¿Puedo aprender? Y después: ¿Puedo estar con mis compañeros? Me di cuenta de que podía hacerlo, aunque a un ritmo distinto y con esfuerzo. Y aquí estoy. Nadie puede saber de antemano cuánto puede aprender una persona”.


Mayo 2013

Es imposible poner un solo calificativo para hablar de Pablo Pineda. Escritor, actor, conferenciante, consultor externo de la Fundación Adecco… 
El malagueño ha sido el primer europeo con síndrome de Down en terminar una carrera universitaria y tiene el título de maestro en Educación Especial y el de licenciado en Psicopedagogía. También protagonizó la película Yo, también, que le mereció una nominación para los premios Goya. Quienes le conocen dicen de él que cuando habla es capaz de embelesar a cualquiera con su don de palabra. 




Ahora, Pineda recoge todo su bagaje formativo en El reto de aprender, un libro que analiza la educación para las personas con discapacidad y que pretende servir de ayuda para docentes y familias. Hoy [ayer] presenta su trabajo en el Teatro Cánovas de la capital.




Actualidad Abril 2013



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